Uruguay ya no es un paraíso para los bancos offshore

Uruguay ya no es un paraíso para los bancos offshore

Las cifras hablan por sí solas: en los últimos tres años, 12 bancos offshore decidieron cerrar sus oficinas en Uruguay. Las razones para la salida de este país sudamericano son varias, entre ellas que las instituciones bancarias no quieren correr un potencial riesgo reputacional por un mercado que realmente es pequeño; a esto se añade la escasa rentabilidad y, además, otro elemento de peso en la salida ha sido la nueva normativa internacional mediante la cual se les requiere más capital.
El primer banco offshore en salir de Uruguay fue el Royal Bank of Canadá (RBC), que cerró sus oficinas en Uruguay a finales de octubre de 2013. Luego, llegó la estampida hasta totalizar 11 instituciones que abandonaron la banca offshore uruguaya. Entre ellos estuvieron: HSBC Financial Services y Lloyds Bank (este último optó por vender incluso su banco comercial en Uruguay al suizo Heritage), Deutsche Bank, Leumi, UBS, SGPB (Suisse, Societe Generale Bank & Trust), LGT Bank y Raymond James.
Para completar el preocupante panorama de la banca offshore en Uruguay, a finales del año pasado también decidieron salir del país el suizo Union Bancaire Privée (UBP), el israelí Hapoalim y el también suizo Credit Suisse.
Las razones para la partida de cada banco han sido diferentes. Por ejemplo, RBC optó por retirarse tras recibir un allanamiento de la Justicia por una investigación de lavado de activos. La investigación no prosperó, pero RBC prefirió hacer las maletas.
El poco favorable contexto internacional actual para la banca offshore también ha incidido en las salidas de Uruguay. Sucede que muchos bancos offshore temen una sanción similar a la que recibió HSBC. En esta institución, en Estados Unidos, entraron clientes latinoamericanos que tenían cuentas con dinero proveniente del narcotráfico mexicano, en 2011. El resultado fue una enorme multa de 2 mil millones de dólares, que impuso el regulador estadounidense.
La situación económica de Uruguay es otro elemento que también ha influido en el desinterés de la banca offshore hacia ese país. En la actualidad, Uruguay tiene un sistema financiero que es menos rentable que el promedio de la región y que tiene un costo sobre ingreso mayor que la región. Además están los mayores requerimientos de capital que provienen de cambios regulatorios a nivel global.
Años atrás, la banca offshore en Uruguay llegó a administrar fondos por US$ 25.000 millones. Hoy, esa cifra se ha reducido notablemente.


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